Técnicas simples para liberar el estrés, el trauma, la ansiedad y el dolor
El estrés crónico y el trauma contribuyen en gran medida a
las enfermedades físicas, mentales y emocionales. La razón de esto es que tanto
el estrés como el trauma conducen a la desregulación del sistema nervioso
autónomo y se correlacionan con un tono deficiente del nervio vago (piense en
el nervio vago como el director ejecutivo del sistema nervioso autónomo).
Es importante destacar que el trauma es una experiencia
somática, no un evento. En otras palabras, no se trata de lo que nos sucede,
sino de cómo lo experimentamos (es decir, cómo lo "encarnamos"). Por
lo tanto, el mismo evento puede resultar muy traumático para una persona,
mientras que otra persona puede estar totalmente de acuerdo con eso. La
experiencia en sí se registra (incorpora) como una respuesta fisiológica (con o
sin la correspondiente impronta psicológica) y puede tener un efecto
desregulador a largo plazo en nuestro sistema nervioso autónomo. Curiosamente,
las experiencias traumáticas pueden transmitirse de generación en generación,
por lo que podemos estar lidiando con una desregulación del sistema nervioso
como resultado de que alguien de nuestro linaje haya experimentado un trauma.
Del mismo modo, el estrés crónico también provoca una
desregulación del sistema nervioso y un tono vagal deficiente. Experimentamos
estrés crónico cuando nos preocupamos constantemente (por pagar las cuentas,
perder a un ser querido, enfermarnos, no ser amados, no sentirnos realizados en
nuestra vida personal o profesional, etc.). Nuevamente, no se trata de la
situación en la que nos encontramos, se trata de cómo la vemos y la encarnamos.
Así, la misma situación puede ser considerada una experiencia estresante por
una persona y una oportunidad beneficiosa por otra. En consecuencia, estas dos
personas tendrán respuestas del sistema nervioso autónomo muy diferentes (la
primera irá hacia la enfermedad y la segunda se mantendrá saludable y
resistente).
A primera vista, es importante para todos nosotros
"tonificar" el nervio vago, ya que no solo ayuda a liberar el trauma
y el estrés ya almacenado en el cuerpo, sino que también mejora la resistencia
de nuestro sistema nervioso autónomo (para que podamos lidiar con el estrés
futuro) de una manera más empoderada).
Subjetivamente, el tono vagal mejorado se correlaciona con la
liberación del dolor de cuello y espalda, una mejor digestión, un mejor estado
de ánimo y sueño, paz interior y calma, pérdida de peso y mucho más.
Ahora, antes de llegar a los ejercicios reales que ayudan a
tonificar el nervio vago, veamos el nervio vago en sí y comprendamos cómo
funciona. El nervio vago tiene tres funciones principales: la parasimpática:
descansar, digerir, conectar y socializar; el simpático - movilizarse, luchar o
huir; y el dorsal - congelar, paralizar, deprimir (llamado dorsal porque la
rama correspondiente del nervio vago va hacia atrás). El modo parasimpático es
el estado relajado. Los otros dos son estados de estrés, siendo el simpático el
más saludable de los dos, ya que al menos somos capaces de hacer algo con
respecto a nuestro estrés, es decir, estamos movilizados y somos capaces de
actuar. Sin embargo, es cierto que el simpático es también el estado en el que
ganamos más peso (debido a la elevación del cortisol y la insulina). Por
último, el modo de "congelación" puede ser muy peligroso, ya que nos
paraliza y nos deprime, nos desalienta, nos desconecta, nos retraemos y no
podemos hacer mucho. El dolor de espalda y la rigidez del cuello, así como los
trastornos del estado de ánimo, a menudo (aunque no siempre) se correlacionan
con este modo de congelación.
Por supuesto, se necesitan los tres estados del sistema
nervioso autónomo y cada uno puede ser beneficioso según las circunstancias. Lo
importante es que fluimos de un estado a otro de forma flexible. La resiliencia
se trata de ser capaz de moverse a través de esos estados según sea necesario
(en lugar de quedarse atascado en cualquiera de ellos), y eso es precisamente a
lo que apuntan los ejercicios para el tono vagal.
Crucialmente, el vago conecta el cerebro y el intestino y
esta comunicación es bidireccional con solo el 20% de la información que va del
cerebro al intestino y el otro 80% de la información fluye del intestino al
cerebro. Por lo tanto, podemos apreciar la importancia de mantener una salud
intestinal óptima para el funcionamiento del sistema nervioso autónomo, pero
igualmente podemos entender cómo la desregulación del sistema nervioso autónomo
puede alterar las funciones digestivas.
Dicho esto, aquí hay algunas técnicas simples para tonificar el nervio vago que pueden ayudarlo a liberar el estrés, el trauma y el dolor y aumentar su flexibilidad y resistencia frente al estrés futuro.
Use estos ejercicios simples en lugar de abusar del alcohol, la comida, las drogas o la cafeína para sobrellevar la situación.
La respiración 5-2-8: inhale durante 5, sostenga durante 2 y
exhale mientras cuenta hasta 8.
Movimiento ocular: mantenga la cabeza recta y mueva los ojos
hacia la derecha durante 30 segundos; luego lleve los ojos brevemente al centro
y muévalos hacia la izquierda durante otros 30 segundos.
Masajee y estire sus orejas, así como detrás de las orejas.
Salpica agua fría en tu cara.
Tomar una ducha fría.
Haz gárgaras, canta y tararea.
Ríete, estírate, medita y escucha música relajante.
Coma bien para su intestino y nunca se vaya a la cama con el
estómago lleno.